Aquel jardín,
El de las rosas rojas
el de los geranios
el de los claveles blancos
ya no está.
Pero aún, cuando
respira aires puros
tu alma,
vueles a verlos.
Ellos son como una puerta
de aquella niñez
que no quieres olvidar.
Ves todo lo demás,
aquellos eucaliptos
que se doblaban y bramaban
con los vientos de agosto,
aquel cielo azul,
aquellas montañas.
Te das cuenta entonces
Que tú,
eres ellos,
También.
Karigüe
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